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hecha la palabra....El abismo tenebroso del hombre se hace real, la existencia de un mundo nuestro, la no condena de un mundo animal. KWA

martes, 1 de abril de 2008

reflexiones

Muchas veces me he preguntado por qué el tiempo pasa y las conciencias de los hombres siguen durmiendo en el reino de lo increíble. Muchas veces me he preguntado por qué las cosas no trascienden, por qué los problemas de antes son iguales a los de ahora, excepto por contexto y magnitud. Muchas veces me he preguntado si es mejor hacer presencia en lugares donde hay movimientos que aparentemente mueven mucho, pero que no llegan a nada o si por el contrario es mejor seguir viviendo sin pensar, decir, hacer o concluir nada.

Tantas veces me he sentado a pensar en la importancia de gritar verdades y tantas otras he comprendido que los sordos no pueden atender llamados que no escuchan. En ocasiones simplemente me dejo llevar por los gritos de las multitudes que son capaces de reclamar derechos. Por protestas que terminan evaporándose como agua represada. Por luchas que van más allá de mi razón, compromisos que son producto de mi condición humana, del sentido común y que se arraigan en lo profundo del alma para darnos gracias silenciosos y alivios pasajeros.

Pienso en mi accionar y en lo inconsecuente que puede ser el hombre cuando exige cambios sociales sin esforzarse por los propios. En la irónica consecuencia de reclamar educación cuando se enseña a pensar como otros, o como uno. En lo terrible que es actuar sin argumentos y en lo sencillamente triste que es encontrarse de frente con la realidad.

Mi mente ha divagado en busca de una personalidad que pareciera revolucionaria pero que realmente es conformista y perezosa. Mis ojos buscan resultados de lo poco que he hecho mientras mi ego se cuestiona si lo hice bien y mi instinto me reclama por no haber hecho más.

Después de haber leído algunos libros, de consultar corrientes de pensamiento, de escuchar razones y otras razones, de intentar analizar y ser objetivo; no he podido encontrar una conclusión que no tenga relación con la necesidad de transformar un mundo apático en un lugar que por ahora solo se encuentra en una parte remota incrustado en la imaginación de los hombres.

Esto no es una apología a nada. No es una invitación ni un reclamó. Es simplemente una necesidad de compartir una pregunta trascendental con todos aquellos que tienen tiempo de escaparse de su rutina y tienen la intranquilidad de sobrellevar respuestas sencillas a cuestiones tan complejas. Esto no es nada más que una opinión expuesta para que pueda generar crítica y perspectivas.


J. Andrés Argumero Aldana

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