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hecha la palabra....El abismo tenebroso del hombre se hace real, la existencia de un mundo nuestro, la no condena de un mundo animal. KWA

jueves, 21 de febrero de 2008

A CALZON QUITAO Y SIN PELOS EN LA LENGUA

La marcha de acompañamiento y solidaridad con las víctimas de la violencia narcoparamilitar que se hará el próximo 6 de marzo, tiene que diferenciarse de la marcha contra el secuestro y las FARC, realizada el 4 de febrero. No porque dejemos de cuestionar ese crimen de indigna humanidad que es el secuestro, así como también lo es el trato inhumano que viven los retenidos por la guerrilla. Sino porque...

REFLEXIONES DE ENTRADA

1. 1. A propósito del requerimiento que hace la justicia al Coronel Plazas por los hechos del Palacio de Justicia, ¿Cómo podrá dormir tranquilo el falso poeta Belisario Betancourt, con tantos muertos en su conciencia?, ¿Será que su conciencia es tan falsa como su vena poética?.

2. 2. En Cartagena la policía la emprendió violentamente contra cientos de familias desplazadas, hiriendo varias personas y afectando cientos de niños con gases lacrimógenos, para sacarlas a la fuerza de un predio baldío, donde meses atrás construyeron humildes ranchos, lugar de refugio en donde buscaron escapar de la persecución y la amenaza de la guerra que azota sus lugares de origen, y ante la ausencia de una verdadera justicia que les garantice mínimamente el derecho a la vivienda en un proceso digno y verdadero de reparación a las víctimas de la violencia. El boletín informativo argumentaba que estas tierras son reclamadas por un particular. No se nos haga extraño que tanta efectividad policial, muy seguramente, esté apoyando a uno de los tantos particulares que están detrás del paramilitarismo, quienes han usado este fenómeno criminal para desplazar millones de campesinos y apropiarse de sus fértiles tierras. Y, en este caso como en muchos otros que atacan la dignidad de las victimas de la violencia, ni el Presidente ni José Obdulio (el primito de Pablo Escobar) salen a decir nada; tampoco Eduardo Pizarro Presidente de la Comisión de Reparación a las Víctimas, dice nada; ni los convocantes de la marcha del 4 de febrero dicen nada; Radio Casa de Nariño (RCN), tampoco dice nada; nadie dice nada… A ver si cierto columnista de El Espectador, experto en llevar las cuentas de las acciones criminales de la guerrilla de las FARC, desconociendo los miles de torturados y desaparecidos, los millones de desplazados que deja el Sistema narcoparapolítico, las horribles masacres de los paramilitares, los actos terroristas de un ejército que mata sindicalistas, campesinos y ancianas de 55 años para hacerlas pasar como guerrilleras "dadas de baja" en enfrentamientos; los altos índices de muerte de niños en medio de la miseria (crimen de un gobierno incapaz de garantizar mínimamente el derecho a la asistencia alimentaria de su infancia); el exterminio de un sector político de izquierda que bien hubiera podido ser el camino a la anhelada paz que hoy pedimos en las dos últimas décadas del siglo pasado; a ver si él, sí dice algo…

Ahora sí, a lo que vinimos:

La marcha del 6 de marzo no busca competir, superar y mucho menos igualar la montonera, el bulto de gente que se vio el 4 de febrero en las calles. Cantidad no es sinónimo de calidad. En una sociedad sin mayores criterios políticos, donde el analfabetismo histórico impera, donde el mayor vehículo de formación de jóvenes y niños, es la industria mediática y fantasiosa de la televisión, es difícil creer que la multitud vista el 4 de febrero sea el hervor de la conciencia nacional.

"son tan folklorikos en kolombiaque el vulgo ignaro se le mide a todo,inklusive a la movida de un katre… -son como las hormiguitas que siempre llegan
donde les tiran el trocito de panela…"

Era lógico que el "señor Presidente" (AUV), y su eterno asesor de cabecera, el primo del peor criminal que ha producido la industria del narcotráfico, salieran a deslegitimar la marcha del 6 de marzo, organizada por el Comité Nacional de Víctimas de la Violencia, es lógico si ellos representan un Sistema que privilegia a los victimarios, que los invita cual si fueran héroes al Congreso Nacional, mientras acalla la voz de sus víctimas cuando piden reparación y justicia. Es lógico que ambos personajes salten a decir que esta marcha cuenta con el apoyo de la insurgencia armada. Es lógico que no le apuesten a caminar al lado de las víctimas rechazando los crímenes del narcoparamilitarismo, los narcoparapolíticos y, en muchos casos, de los aparatos policivos y militares del Estado. Claro: esta marcha no tiene el aval de Mancuso como la del 4 de febrero; por esto mismo, es claro que a la marcha no le apostarán tampoco los niños plásticos del Facebook (generación políticamente extraviada, espero que no perdida); ni le apostará FENALCO aportando miles de camisetas, ni los patrones de miles de empleados de San Victorino en Bogotá y de varias Notarías, que luego de repartir camisetas a sus empleados, dieron la orden perentoria de salir a marchar, y claro, los pobres empleados sopena de perder el empleo, obedecieron y se sumaron a la montonera. Ni los empleados del gobierno que esta vez no se sentirán coaccionados por sus jefes, ni las embajadas y consulados que esta vez harán oídos sordos, ni los reinsertados paramilitares, ni los desertores de la guerrilla porque a ellos, el Gobierno sólo les paga sueldo para las marchas promovidas bajo el aplauso de los victimarios.

Propuesta:
La marcha de acompañamiento y solidaridad con las víctimas de la violencia narcoparamilitar que se hará el próximo 6 de marzo, tiene que diferenciarse de la marcha contra el secuestro y las FARC, realizada el 4 de febrero. No porque dejemos de cuestionar ese crimen de indigna humanidad que es el secuestro, así como también lo es el trato inhumano que viven los retenidos por la guerrilla. Sino porque, en primer lugar, no deberíamos llamarlo "marcha", el solo término es militar y guerrerista. Busquémosle otro nombre al evento. Segundo, porque este evento debe convocar de manera creativa un homenaje a todos los caídos, víctimas del Sistema Narcoparacocrático que se impone actualmente en Colombia. Este evento debe convertirse en una "fiesta a la vida y a la memoria"; una toma cultural y artística de las calles y plazas del país y de los países donde los exiliados y refugiados, los gobiernos y ciudadanos solidarios con las víctimas, puedan ayudar. Que todos aquellos artistas comprometidos con la vida aporten su granito de arena para que se hagan estaciones artísticas para la vida y la memoria; mimos, actores, poetas, cuenteros, cantores populares, y demás artistas populares entonando un solo canto a la vida y a la memoria. Que la Fundación Rayuela instale en las principales vías de Bogotá, su propuesta de teatro efímero con ese escenario simbólico de ladrillos blancos, sillas y viudas vestidas de negro que permiten hacer memoria de los miles de desaparecidos y asesinados a lo largo de esta guerra. Que los artistas plásticos saquen a las esquinas y plazas performances e instalaciones que rechacen de manera creativa la impunidad; Que Patricia Ariza ponga en escena sus propuestas dramatúrgicas con mujeres; que poetas como José Luis y Federico Díaz Granados, Armando Orozco, Álvaro Miranda, Juan Manuel Roca, entre tantos otros oficiantes del arte y la palabra se convoquen en un gran escenario en la Plaza de Bolívar y principales parques de Bogotá y del País, para exorcizar la muerte; que grupos de rock, Hip Hop, Rap y demás expresiones populares cierren en la noche con un gran concierto de rechazo a la impunidad y de convocatoria a la justicia y por la vida y la memoria.

Por último, quienes salgamos el 6 de marzo, deberíamos ir con camisas o camisetas negras, significando el duelo que no ha podido elaborar la sociedad colombiana por la ausencia de procesos verdaderos de reparación y justicia; denunciando, además, el manto obscuro que se le tiende a los sectores vulnerados por la violencia, con el perdón y olvido que el gobierno da a los victimarios gracias a su mal llamada Ley de Justicia y Paz, que ni justicia, ni paz.

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