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hecha la palabra....El abismo tenebroso del hombre se hace real, la existencia de un mundo nuestro, la no condena de un mundo animal. KWA

martes, 6 de noviembre de 2007

LA POLICÍA AGREDE A RECICLADORES

Una familia que habita el lugar conocido como “La colombianita”, sobre la calle 19, dirección occidental, cerca de la Avenida de Las Américas, denuncia una violación al derecho del trabajo proferida por la policía metropolitana.
El pasado miércoles, policías ingresaron a la zona y arrancaron de su dueño a un caballo con el cual la familia se sostenía, sin previo aviso, orden que intermediara o razón justificada; luego de lo cual, los uniformados, violando su deber constitucional, incineraron llantas cerca de los hogares de varias familias dedicadas al reciclaje, colocando de este modo en riesgo la integridad física de mujeres y niños presentes en el lugar.

Con la impotencia que caracteriza a los recicladores, y frente a la fuerza BRUTA de la policía, una persona de la familia decidió narrar los hechos en cuanto bus pasara, no sin antes aclarar qué es ser reciclador, en qué consiste y lo “bonito” de este oficio. “Nosotros somos los que contribuimos a que la ciudad no se llene de basura, a embellecerla, a ponerla bonita… nuestro trabajo es hermoso”, son las palabras de quien horas antes tuvo que sufrir la intolerancia y sevicia de unos agentes que ya para esa hora estarían en sus cómodas casas riéndose con la televisión y botando la basura en un lugar no acorde para ello.

Una familia denuncia este caso; pero lo peor es que este tipo de situaciones tienden a ocurrir más a menudo, ya que los entes de control, la policía y cuanta empresa que quiera desalojar a estas familias que escasamente viven, cuentan con un silencio ciudadano que aprueba dichas acciones.
El mejor ejemplo de ello es que se le quita a una familia un caballo, una “zorra”, con argumentos apoyados por defensores de animales y que pintan al dueño como una persona sin corazón que tiene al caballo “hecho huesos” y que no cumple con las condiciones higiénicas mínimas… ¿Pero quién se pone a pensar en la persona que ya no tiene un animal que le colabora? ¿Qué hacen con esa persona? Nada, porque lo único que parece importar es quitar un caballo, y no mirar el por qué ese animal llega a determinadas situaciones, por ejemplo desnutrición: Los dueños, y en este caso particular, no son familias que tengan un sustento diario fijo, ni siquiera su casa es fija, ya que es una invasión “legalizada”, y su jornada de trabajo se desenvuelve, principalmente, en el reciclaje.

¿Qué ocasiona la Policía con sus acciones? Que una persona más se vea obligada a subirse a los buses a pedir monedas, ya que unos policías indolentes, serviciales y subordinados no vieron que estaban perjudicando a una persona al quitarle un caballo. Ahora bien, los organismos distritales tampoco ayudan a nada, ya que ni siquiera se busca una indemnización al perjudicado, sino todo lo contrario: Un sanción.
La familia perjudicada el miércoles, y que no es la única del barrio (ya que la policía suele agredir física o verbalmente a estos habitantes humildes de la ciudad), espera poder trabajar honradamente y que se le garantice este derecho; de lo contrario, cada día veremos más personas subiendo a los buses y rogar por una compasión que no se sabe si llegará.

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